Más allá del guiño estético, que no deja de ser una forma de respeto ambiental, este tipo de edificios intentan ser sostenibles con materiales y funcionamiento, aplicando principios similares a los que puede llegar a tener una vivienda vivienda ecológica. En el primer caso, además de parecer un árbol, la forma elegida por el arquitecto rumano Stefan Dorin, jefe del proyecto, no fue otra que rendir homenaje a Taiwán, un país cuya forma recuerda a la de una hoja.


Si por un lado se permite un deslizamiento arriba y abajo de las hojas en forma de vaina a lo largo de la torre, unos miradores privilegiados, por otra parte la torre dispone de sistema de ventilación natural, aprovecha el agua de lluvia y la purifica para poderse utilizar. Entre otras ventajas verdes, se ha incluido un sistema de generación eléctrica que incluye paneles fotovoltaicos y turbinas, así como una estación de energía geotérmica para lograr la autosuficiencia durante todo el año en sus oficinas, museo, restaurantes y centros de conferencias.

‘El Árbol Blanco’

El edificio de 17 plantas con forma de árbol que se constuirá en 2015 en Montpelier (Francia) no es una torre de oficinas sino un inmueble de viviendas y cuenta con un sinfín de balcones escalonados que emulan las ramas de los árboles.
Edificios con forma de árbol
Se trata de un diseño que busca una belleza estética modernista al tiempo que significa una vuelta a los orígenes, a un entorno natural. Sus creadores, arquitectos franceses y japoneses, esperan que losjardines de los vecinos acaben formando un enorme tapiz verde.

Si todo sale según esperan, mirar el edificio o subirse a su ático será una auténtica maravilla, pues a ese enorme jardín vertical que lo envolverá se le sumará una azotea con una terraza impresionante que ofrece hermosas vistas del océano y las montañas.